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“Ganar un Grand Slam puede significar un impulso para Nishikori”

Dante Bottini es el argentino que trabaja detrás del éxito del número cinco del mundo, el gran atractivo de este ATP de Buenos Aires. Por qué los coach argentinos son valorados afuera y qué necesita el japonés para asaltar los primeros lugares.

por Pablo Amalfitano

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Especial para LA CAPITAL

BUENOS AIRES.- El Argentina Open, el torneo de tenis más importante del país, expone un clima de historia y tradición que tienen pocos certámenes a nivel mundial. Quizá tenga que ver con las figuras que alguna vez pasaron por el Buenos Aires Lawn Tennis Club, tan rutilantes como influyentes en este deporte.

Acá jugaron leyendas como Rod Laver y Roy Emerson, además de otros jugadores como el mítico Guillermo Vilas -ocho veces campeón-, Björn Borg, Manuel Orantes, Ivan Lendl, Carlos Moyá, Gustavo Kuerten, David Nalbandian y hasta el propio Rafael Nadal, campeón hace dos temporadas.

El hombre resonante esta vez es Kei Nishikori, actual número cinco del mundo y el mejor tenista asiático de todos los tiempos. Gran parte del éxito del japonés, ganador de 11 títulos y amenaza real para los dominadores del circuito, radica nada menos que en el trabajo silencioso de un argentino.

“Hace ya siete años que trabajo con Kei; es todo bastante rutinario. Hablamos mucho. Hay mucha disciplina en nuestra manera de trabajar y, sobre todo, un respeto mutuo que es muy importante para alcanzar la meta que tenemos”, dice Dante Bottini, quien conoció a Nishikori tiempo atrás cuando trabajaba en la academia de Nick Bolletieri, en Florida, Estados Unidos.

El coach del japonés, quien forma la dupla técnica con el estadounidense Michael Chang -el campeón de Grand Slam más joven de la Era Abierta-, es uno de los siete entrenadores locales que trabajan en este ATP de Buenos Aires con un jugador extranjero.

-¿Por qué los entrenadores argentinos cotizan tan bien en el exterior?

-Creo que hay una realidad y es que somos buenos. Venimos bien de abajo. Sabemos mucho de tenis, está claro, y nos encanta laburar. Somos bastante exigentes; creo que eso genera mucha energía en los jugadores de afuera. Pero por sobre todas las cosas pienso que sabemos mucho de tenis. Al argentino siempre le cuesta todo un poco más y por eso le metemos para adelante.

Nishikori es un jugador rápido y versátil que ganó títulos tanto en canchas duras como en polvo de ladrillo. De la mano de Bottini consiguió torneos de calibre como el ATP de Washington y el Conde de Godó de Barcelona en dos ocasiones. Le falta, sin embargo, un título grande de esos que colocan a los jugadores en el plano histórico. Alcanzó tres finales de Masters 1000 -Madrid, Miami y Toronto- y cayó en la definición del Abierto de Estados Unidos de 2014 ante el croata Marin Cilic.



-¿Cuál es el fuerte que tiene Nishikori y qué tiene que pulir para dar ese salto de calidad que le falta?


-Creo que el juego está. Hay que trabajar la cabeza y la confianza. Le falta ganar un torneo grande, un Masters 1000 o un Grand Slam, que sería fantástico. Ganar algo así le ayudaría a Kei a sentirse ganador de verdad. Ya estuvo cerca varias veces, sabe que lo puede hacer, pero obviamente cuando lo lográs es una confianza extra y puede significar un impulso real en tu carrera.

-Más allá de la confianza y la mentalidad, ¿qué es lo mejor que tiene Kei en su juego?

La velocidad es lo mejor que tiene, sin ninguna duda. La velocidad de piernas, sobretodo, y también la aceleración en sus golpes. Otra cosa para tener en cuenta es que llega siempre bien parado. Es muy complicado moverlo de la base o conectarle un winner.

Djokovic, Murray, Nadal y Federer bien saben que Nishikori, dueño de la madurez propia de un tenista de 27 años que aspira a grandes cosas, tiene con qué pelear un lugar bien arriba. El trabajo de Bottini, sin dudas, tiene mucho que ver con sus aspiraciones de la gran atracción de este Argentina Open.

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